Respetable Logia Semper Fidelis: Gaudí y la Masonería (La Vanguardia)
A La Gloria Del Gran Arquitecto Del Universo

Respetable Logia Semper Fidelis, nº 150 de la Gran Logia de España

Respetable Logia Semper Fidelis, nº 150 de la Gran Logia de España
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sábado, 6 de noviembre de 2010

Gaudí y la Masonería (La Vanguardia)

INTRODUCCIÓN


Que Gaudí fue católico practicante y devoto no cabe la menor duda y que algunos de los símbolos utilizados por el genial arquitecto son, sin más, cristianos, tampoco (M de María, cruces, etc.). Ahora bien, existen otros símbolos en su obra que exceden el ámbito de la simbología católica y su explicación no puede reducirse estrictamente a ella. Lo que realmente sorprende es que una personalidad católica ortodoxa como la suya, en principio, utilizase símbolos que tenían significados muy concretos fuera del cristianismo y carecían de ellos en el interior de la ortodoxia romana.

Así pues, podría decirse que Gaudí experimentó una vía autónoma en el terreno de la espiritualidad, situada, eso sí, dentro de la ortodoxia católica, pero con una práctica que iba más allá del catolicismo. Y es que en las construcciones gaudinianas abundan signos y símbolos que son patrimonio de determinadas sociedades secretas.

Todos los biógrafos de Gaudí coinciden en señalar que durante su juventud, el arquitecto sintió interés por las ideas sociales avanzadas de Fourier y Ruskin, además de mantener relaciones con los movimientos sociales más avanzados de la época. Su amistad con socialistas utópicos y anarquistas relacionados con los medios masónicos, que se evidencia en sus primeros trabajos, da pie a pensar que fue quizá en estos medios en donde Gaudí contactó con una logia. Incluso se sabe de su pertenencia a curiosas asociaciones de excursionismo de la época (cuya finalidad iba más allá de las simples salidas y meriendas campestres).

Algunos de sus biógrafos argumentan que Gaudí fue masón y que algunas de sus obras como ''La Sagrada Familia'' y el Park Güell contienen múltiples símbolos de la masonería. El escritor Josep Maria Carandell analiza en su libro ''El Parque Güell, utopía de Gaudí'', una gran cantidad de detalles de clara raíz masónica y rechaza el argumento de falta de pruebas, ya que se trataba de una organización secreta ''probablemente relacionada con la masonería inglesa''. Pero Carandell no es el único que retrata a Gaudí con una luz no precisamente católica. El primero en apuntar hacia la masonería de Gaudí fue el escritor anarquista Joan Llarch, en el libro ''Gaudí, una biografía mágica''. Llarch asegura que Gaudí, a lo largo de sus excursiones por la montaña, habría ingerido el hongo alucinógeno ''Amanita Muscaria'', que tiempo después colocaría como adorno en una de las casitas situadas a la entrada del Park Güell. Al parecer, este hongo provoca estados alterados de conciencia y el tránsito hacia otra realidad. ¿Sería en ese estado en el que Gaudí habría ''alucinado'' las formas características de su arquitectura? Eduardo Cruz, otro de sus biógrafos, asegura que fue Rosacruz, y algunos otros insinúan incluso que tuvo tendencias panteístas y ateas.


Los detractores de estas teorías aseguran que un cristiano como Gaudí no podía ser de ningún modo masón, ya que a la francmasonería no le importa la llamada otra vida del alma, pues cree que ni es hombre el cuerpo muerto, ni lo es el alma. De ahí la contradicción con la doctrina católica que cree en la trascendencia y la resurrección de la carne.

Lo cierto es que, teniendo en cuenta las contradicciones señaladas, se observan dos etapas diferentes en la vida de Gaudí. Por una parte tenemos a un Gaudí que en su juventud vivió en un ambiente saturado de miembros de sociedades secretas e iniciáticas (cuya compañía nunca terminó de abandonar por completo, tal y como lo demuestra la amistad con el pintor uruguayo y notorio francmason neopitagórico Joaquim Torres García). Y por otra, tenemos a un Gaudí que en su madurez, con el paso de los años, fue acentuando su catolicismo, interiorizándolo cada vez más. El arquitecto se fue transformando en un místico, al margen de cualquier obediencia, rito o disciplina.
 
SÍMBOLOS MASÓNICOS EN GAUDÍ


En la obra de Gaudí se hallan innumerables ejemplos de simbología esotérica relacionada con la masonería, la alquimia y el hermetismo. Éstos son sólo algunos de los más destacados:

HORNO DE FUSIÓN O ATANOR

El horno de fusión o atanor es el instrumento más característico de un laboratorio alquímico. En el Park Güell, sobre la escalinata de la entrada, nos encontramos con una estructura en forma de trípode que en su interior contiene una piedra sin desbastar, en bruto, perpetuamente mojada por un pequeño surtidor. Este elemento representa la estructura básica de un horno de fusión alquimista y es una copia del modelo que aparece en un medallón del pórtico principal de la catedral de Notre-Dame de París.

Básicamente, el atanor consta de una envoltura exterior compuesta de ladrillos refractarios o cemento. Su interior está lleno de cenizas que envuelven el "huevo filosófico", la esfera de vidrio en cuyo interior se halla la materia prima o piedra sin desbastar. Un fuego situado en la parte interior es el encargado de calentar el huevo, pero no directamente, ya que es difuminado por las cenizas.

La alquímia, además de una técnica espiritual o forma de mística, se basaba también en el trabajo sobre minerales y operaciones físicas concretas y se caracterizaba por la equivalencia o paralelismo entre las operaciones del laboratorio y las experiencias del alquimista en su propio cuerpo. De esta manera, el atanor representaba la reproducción del cuerpo, el azufre era el alma, el mercurio era el espíritu, el sol el corazón y el fuego la sangre.

Las etimologías de la palabra atanor son dos: por un lado derivaría del árabe "attannûr", horno y por otro procedería de la palabra griega "thanatos", muerte, la cual, precedida de la partícula "a", expresaría el significado "no muerte", es decir, vida eterna, etc.

LOS TRES GRADOS DE PERFECCIÓN DE LA MATERIA

Aquí hacemos referencia a la piedra en bruto que se encuentra en el interior del atanor. La piedra sin desbastar representa el primer grado de perfección de la materia, el segundo grado viene representado por la piedra desbastada en forma de cubo, y en tercer lugar un cubo acabado en punta, es decir, con una pirámide superpuesta. En la simbología masónica estas tres formas representan también las tres posiciones que se pueden ir asumiendo dentro de la Logia: aprendiz, compañero y maestro; tal como eran los grados tradicionales de las hermandades obreras medievales.

Gaudí plasmó en la torre Bellesguard, también conocida como Casa Figueras, todo este simbolismo. La estructura del edificio, situado al pie de la sierra de Collserola y construido con piedra y ladrillo, está formada por un cubo coronado por una pirámide truncada.

La orden de los francmasones dice que "cada hombre debe tallar su piedra". Y es que esa piedra será tanto la piedra angular del templo como la piedra angular de la personalidad del masón. El trabajo ulterior de perfeccionamiento consistirá en superponer una pirámide al cubo.

LA CRUZ EN SEIS DIRECCIONES

Este elemento que se halla en la mayoría de proyectos y construcciones gaudinianas como una manera de obsesión, es una representación de un principio arraigado a sus creencias pero situado, al menos formalmente, dentro del campo de la Iglesia.

Gaudí utilizó dos técnicas para realizar las cruces en seis direcciones:

-La primera la podemos encontrar en el colegio de Santa Teresa de Barcelona y es un desarrollo evidente de la piedra cúbica; se trata de la proyección espacial de la piedra cúbica.

- En el Turú de las Menas del Park Güell figuran tres cruces que no son más que dos taus a las que se han superpuesto sendos cubos coronados por sus correspondientes pirámides. Estas taus indican las direcciones norte-sur y este-oeste y entrelazadas, nos indican los cuatro puntos cardinales. La tercera cruz, por su parte, es una flecha que indica una dirección ascendente.

Inicial de la palabra tierra, la tau es un símbolo de origen remoto que aparece en monumentos megalíticos de las islas Baleares en forma de taules (un pedestal sosteniendo una superficie pétrea).

Dentro de la francmasonería, la tau tiene un simbolismo preciso. Por una parte, representaría a Matusael, el hijo de Caín que crearía este símbolo para reconocer a sus descendientes y, por otro, sería el signo de reconocimiento que realizaría el oficiante con la mano derecha en la ceremonia de acceso al grado de Maestro.

LA X

Tiene una gran importancia en el simbolismo masónico. Este símbolo se encuentra en las bóvedas de la cripta de la Colonia Güell, donde está repetido hasta trece veces, y también en el pórtico del Nacimiento de la Sagrada Familia, en la cruz que corona el Árbol de la Vida, que muestra una descomunal X. Este símbolo se realiza sobre la base de un hexágono regular y éste forma el perímetro interior de dos triángulos equiláteros entrelazados, los cuales formarían la estrella de David, que sería la notación alquímica de los cuatro elementos básicos. El hexágono es una forma muy repetida en la obra de Gaudí, del cual incluso se puede extraer un cubo volumétrico si dividimos el hexágono en tres rombos. Cabe recordar que la X, además, es la notación alquímica del Crisol, un instrumento necesario para la obra hermética. Asimismo, la X también está relacionada por tradición con el apóstol Andrés, crucificado sobre esa forma.

EL PELÍCANO

Este animal, en otro tiempo símbolo de Cristo, lo podemos encontrar en el Museo de la Sagrada Familia y estaba destinado al Pórtico del Nacimiento. Una de las versiones más conocidas sobre la figura del pelícano es la que habla de que sentía un amor tan fuerte por sus hijos que, en el caso de pasar hambre, se abría el vientre con su propio pico para alimentarlos. Otra versión dice que, irritado porque sus crías le golpeaban con las alas, las mataba y luego, arreprentido, se suicidaba clavándose el pico en el vientre. En una última versión del tema se descarta el suicidio y que se clave el pico en el vientre y se habla de que sus lágrimas resucitan a sus crias muertas.

El grado 18 de la orden de los francmasones, denominado "grado Rosacruz", tiene como símbolo al pelícano en actitud de abrirse el vientre y rodeado de sus hijos; sobre su cabeza hay una cruz con una rosa roja incisa y la leyenda I.N.R.I.

El pelícano representa la chispa divina latente que anida en el hombre, su sangre es vehículo de vida y resurrección y su color es blanco, simbolizando la superación de la primera fase de la obra alquímica. La tercera fase supone pasar a través de la experiencia del rojo, que queda plasmada en la explosión de una gran rosa roja en el centro del pecho.

LA SALAMANDRA, LA SERPIENTE Y LAS LLAMAS

Del círculo situado en la escalinata de entrada al Park Güell se ha hecho una interpretación patriótico-nacionalista, pero no existe ninguna razón por la que Gaudí tuviera que hacer una demostración pública de una cosa secundaria en su jerarquía de aspiraciones y convicciones. Por esta razón, cabe hacer una interpretación hermética de la simbología de este elemento, que es la única integradora de todo el conjunto: una cabeza de serpiente situada en el centro de un gran disco, envuelta en llamas y éstas de agua.

Los hermetistas eran conocidos como "filósofos por el fuego" y su obra se basaba en ordenar el caos; como al principio de los tiempos la ruina y el mal se extendieron por el mundo por obra de la serpiente, para ordenar ese caos es necesario quemarla. Así, el círculo simboliza el caos, la oriflama es la llama que contiene el azufre y la serpiente es el espíritu mercurial.

EL LAGARTO

Es el animal que baja desde el atanor hasta el disco descrito anteriormente y que se ha interpretado como una salamandra, una iguana, incluso un cocodrilo, pero su característica más importante es su dorso sinuoso. Se trata de una imagen estática que sugiere una sensación de movimiento muy acusada, una nueva representación del mercurio originario, una reiteración de las funciones del atanor, es decir, obrar la separación, decantar las partes fijas del mineral de las volátiles.

Las escalinatas del Park Güell se nos presentan así como un paradigma hermético que contiene los principios de la obra y no en vano son muchos los textos alquímicos que insisten que toda la obra se realiza a través del mercurio.

EL ÁRBOL SECO Y EL ÁRBOL DE LA VIDA

El amor de Gaudí por la naturaleza estuvo siempre presente en toda su obra. Sus construcciones están llenas de elementos ornamentales que hacen referencia al reino vegetal. El simbolismo alquímico está repleto de imágenes relacionadas con la agricultura y el reino vegetal.

El Árbol Seco representa el símbolo de los metales reducidos de sus minerales y fundidos; la temperatura del horno les ha hecho perder vida y, por lo tanto, deben ser vivificados. En el Árbol Seco siempre existe una chispa de vida, aquella que puede hacer posible su resurrección; de hecho, siempre pueden verse en él algunas hojas que indican la posibilidad de que reverdezca de nuevo. La imagen del Árbol Seco fue colocada por Gaudí en sus obras capitales, representando una naturaleza vegetal petrificada que mantiene, sin embargo, un foco de vida. Muchas de estas imágenes se hallan en el Park Güell.

El Árbol de la Vida, como bien indica su nombre, es el árbol inmortal, el símbolo de la vida eterna. La representación iconográfica más reiterativa de esta clase de árbol es el ciprés. El arquitecto catalán lo sitúa en el centro del pórtico del Nacimiento de la Sagrada Familia, rodeado de palomas blancas, que a su vez, simbolizan las almas renovadas que ascienden hacia el cielo.

EL DRAGÓN ÍGNEO Y EL LABERINTO

La imagen del dragón es una constante en la obra de Gaudí. Ciertamente, es una imagen que asociamos de forma inmediata a la leyenda de Sant Jordi, patrón de Cataluña, pero, a diferencia de otros arquitectos modernistas, Gaudí lo representa siempre de forma solitaria. El dragón situado en la verja de los pabellones Güell está inspirado en "La Atlántida" de Verdaguer; se trata de un dragón encadenado que custodia el acceso al jardín de las Hespérides.

El dragón está ligado al simbolismo de la serpiente, no es otra cosa que una serpiente con alas que arroja llamas por la boca o la nariz. Los rosacruces introdujeron imágenes de caballeros que clavaban sus lanzas en dragones furiosos. Al analizar las características míticas de este animal, su ardor ígneo aparece como la representación de nuestros instintos más incontrolables. Vencer esta fuerza, dominar nuestro espíritu, supone la posibilidad de penetrar en los dominios del Ser.

1 comentario:

  1. Es interesante observar que en la Sagrada de Familia, aparece un cuadrado mágico, similar al de Durero, pero que a diferencia de este, las sumas resultan el número 33 en lugar del 34. Lo que me ha llamado la atención, es que el cuadrado de Durero, contiene toda la serie de números del 1 al 16, mientras que en el de Gaudí, si no me he equivocado, falta el número 12 y repite dos veces en el centro, el numero 10 (el 10 es sinónimo de la más alta calificación que puede obtenerse al evaluar un trabajo) y dos veces en la parte superior el 14 (Según la Cábala es el valor numérico de las transmutaciones, las metamorfosis, los cambios)
    El 12, es un número pasivo es considerado el sinónimo de la perfección. El 12 es el número de la prudencia, del justo equilibrio, de la gracia de la forma.

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